NOT KNOWN FACTUAL STATEMENTS ABOUT VIERA VIDENTE

Not known Factual Statements About viera vidente

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Soy admitido por la naturaleza en el más secreto de sus divinos recintos, en el punto de partida de la vida universal; ahí sorprendo la causa del movimiento y escucho el primer canto de los seres en toda su frescura.three

Su técnica de acceso consiste en elevar el potencial de las fuerzas contrarias. De la indagación sistemática a la desesperada reducción del pensamiento discursivo, Daumal, como el adepto zenista, rompe las ligaduras que condicionan a su psique y destruye los marcos del Yang y el Yin en una dura ascesis de imprevisibles consecuencias.

El existencialismo acepta la condición humana tal como parece ser, se obliga a creer en la realidad ontológica de la historia y se arroja en un remolino de agitación y ocupaciones artificiales; el surrealismo vive en la historia, pero impugna su realidad. Frente a la vida inauténtica, lucha por trascender al hombre, por transformarlo en un ser nuevo, substancialmente distinto.

En la época “absolutamente mítica” como la denominara Schelling, el hombre parece haber vivido en estado atemporal, en una especie de infinitud en que lo seen percibido por los sentidos ordinarios, coexistía con una singular perspectiva de las cosas, derivada de la espontánea actividad de ciertos dinamismos psíquicos que hoy permanecen inactivos.

Como Novalis, considera que la tarea suprema de la cultura consiste en apoderarse del “yo” trascendental. Para ello, el poeta deberá sustraerse a la experiencia sensomotriz mediante un heroico trabajo de despojo, tornar a la psique permeable y receptiva y avanzar unificando la aparente pluralidad del cosmos en una introversión incesante.

El concepto trascendente e inmanente que cada una de ellas asigna a la Divinidad, engendra distintas actitudes.

Más discutible es el estudio que Le Breton dedica al soneto El Desdichado, una de las piezas más difundidas de Gerardo. El crítico supone que la clave de Les Chimères y especialmente de El Desdichado, obedece a un doble origen: el simbolismo de la alquimia y el simbolismo del Tarot, conocidos por Nerval a través del Dictionnaire Mytho-Hermétique, de Pernety y del volumen octavo de Monde Primitif, de Court de Gebelin, donde se encuentra el grabado de las 22 figuras del Tarot y se demuestra la perfecta analogía existente entre los símbolos de la antigüedad.

El “Paraíso Perdido” es reencontrado en otra parte del tiempo, y la condición humana, por obra de esa singular expe­riencia, entra en contacto con la realidad primordial y recupera la perfección de los comienzos.

De acuerdo con Rimbaud anhelan hacer sentir y palpar sus invenciones. “Si lo que trae de allá abajo tiene forma, él da forma; si es informe, él da lo informe”. Ya en el primer manifiesto, este “dictado del espíritu” se outline como un esfuerzo por expresar el funcionamiento serious de la mente. Breton intenta atravesar los abismos que conducen al cosmos suprarreal, tendiendo “un hilo conductor entre los mundos demasiado disociados de la vigilia y el sueño, de la realidad exterior e inside”. Conciliar los niveles antagónicos del sueño y la vigilia, convertir a los sueños en acción, integrarlos en el mundo profano para que la nueva visión sea suprarreal y absoluta, es la más cara de las ambiciones surrealistas.

La universalidad de la experiencia mística fue la piedra de toque de esa similitud que atestigua la realidad del espíritu humano. Desde el sentimiento de lo Uno de que hablan los Upanishad al inescrutable Tao en Lao-Tsé y en Chuang-Tsé; desde los éxtasis de Filón y del sufismo hasta la suprema unión de Plotino, el mayor intento cognoscitivo del hombre se realiza en aquellos que, desprendiéndose del “yo” creado por la acumulación de sensaciones adulteradas, experimentan los estados místicos de la conciencia. Partiendo de lo Uno, el misticismo especulativo racionalizó lo infinito en la visión del mundo que postula un universo viviente donde todo se corresponde por see this sutiles y misteriosos lazos.

Es un camino contra la naturaleza y contra Dios”. La experiencia poética, unida a su disposición all-natural para acceder a otros niveles de la mente, le crean la ilusión de que forzando la poesía (Nerval había pretendido forzar el sueño), y encarnizándose en los excesos y en el desarreglo de todos los sentidos, lograría ampliar el orificio penosamente abierto en el muro de la conciencia ordinaria. Pero Rimbaud es impaciente y brutal. Si por momentos asoma en sus poemas una presencia perturbadora, y el aventurero de lo fantástico interior –convertido en una “opera fabulosa”– penetra en lo desconocido, bien pronto retorna para permanecer apegado a la tierra, preso de sus pasiones y su orgullo.

Para el poeta, como para el ocultista, lo esencial consiste en obtener un nivel de conciencia donde no rijan los opuestos y pueda experimentarse el universo enlazado por las correspondencias. Esta aprehensión permite situarse en un punto interior de perspectiva única, desde donde la gestión poética y la gestión ocultista parecen singularmente idénticas. El mundo wise, que nos revela el ejercicio regular de los sentidos y que la ciencia se esfuerza por tornar inteligible no es más que un aspecto del mundo.

Es preciso volver a comenzar, quebrar el tiempo profano que pugna por convertirse en histórico mediante la repetición y el eterno retorno. Los modelos de toda actividad significativa se determinan­ por los mitos, y el hombre, que padece en el cauce­de la duración, destruye la irreversibilidad del devenir mediante la repetición incesante de gestos que renuevan acciones primordiales. Por la repetición del acto cosmogónico,­ el tiempo vulgar en el que se realiza el ritual­ se proyecta en el tiempo mítico en que se develop la fundación del mundo. La ceremonia se desarrolla no sólo en un espacio consagrado, es decir, esencialmente distinto del espacio profano, sino además en un “tiempo sagrado”, en aquel tiempo (ab origine), cuando el ritual fue llevado a cabo por primera vez por un antepasado.13

En otras de las cartas, Rilke insiste en el tema de la soledad. “Usted dice que los que están cerca están lejos y ahora comienza a hacerse la amplitud en torno suyo. Alégrese de su crecer en el cual no puede cierta­mente llevar a nadie consigo y sea bueno con los que quedan atrás”. Esa alusión a la soledad, enfatizada y ­exaltada en la sexta de las cartas a Kappus, “ir-hacia-sí, y durante horas no encontrar a nadie”; “estar en soledad como lo estaba uno de niño”, revela su frecuentación­ de esa zona misteriosa y aislada donde se aclara el sentido de la vida y de la muerte.

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